Seguros Rivadavia le acerca algunas reflexiones sobre los riesgos a los que todos nos exponemos al momento de conducir un vehÃculo, propendiendo a que tenga un viaje placentero y alejado de posibles daños por siniestros. Sólo conociendo los riesgos, podremos evitarlos.
Repasemos aquellos que resultan más frecuentes, a fin de que pueda minimizarlos.
Es importante poder visualizar cuál es el riesgo que por acciones propias, corremos en la ruta, porque eso nos permitirá actuar preventivamente. En tal sentido, el manejo deberá pasar de "Defensivo" a "Reflexivo", puesto que pensar en nuestras conductas es lo que nos mantendrá a salvo de sufrir o provocar daños.
Las distracciones se generan por acciones propias (pensar en otra cosa, atender la radio, encender un cigarrillo) o por circunstancias del medio que nos distraen (carteles, siniestros, etc.) y que provocan que perdamos conciencia de la acción que estamos realizando, exponiéndonos a cometer errores que pueden provocar, o provocarnos, daños irreparables. En la ruta generan que recorramos muchos metros sin advertir lo que está ocurriendo alrededor.
Generalmente, sentimos que el tiempo no nos alcanza para cumplir con la meta horaria del viaje. Esto puede ocurrir bien porque lo diagramamos mal, sin tener en cuenta las alternativas del tránsito o las inclemencias del tiempo, o solamente porque nuestra ansiedad nos hace sentir que estamos atrasados. ¿Estamos realmente tan apurados?
Exponemos a toda nuestra familia en el vehÃculo, desarrollando velocidades que pueden provocarnos serios daños, cuando en realidad vamos a disfrutar de un descanso anual.
Desarrollar cualquier tipo de actividad cansado es un factor de riesgo importante, que atenta contra el éxito de la acción. Pero si se trata de conducir un vehÃculo es especialmente peligroso, porque pequeños instantes de sueño pueden atentar contra nuestra propia vida y la de los demás.
Conducir un vehÃculo en forma zigzagueante, con cambios de carril o de velocidades en forma frecuente, aumenta considerablemente las posibilidades de generar hechos dañosos, porque provoca desconcierto en aquellos que deben actuar en consecuencia de nuestros movimientos.
Todos y cada uno de los que transitamos en la vÃa pública necesitamos interactuar con los demás. Poder anticiparme a lo que van a hacer o anticipar mis movimientos es la garantÃa de mi seguridad.
El alcohol genera distintas consecuencias en nuestro organismo, de acuerdo a la cantidad consumida. A pesar de tener conciencia de lo que estamos haciendo, porque hemos consumido poco, actúa como desinhibidor, generando que asumamos mayores riesgos de los que podemos controlar.
Si la cantidad es mayor, actúa sobre nuestros movimientos, nuestros reflejos y nuestras decisiones, exponiéndonos al riesgo y disminuyendo las posibilidades de actuar para evitar posibles daños.
Esta energÃa (1/2 masa x Velocidad 2) se altera exponencialmente con la velocidad, siendo ésta una de las principales causas de muertes en la vÃa pública. Por lo general, no tomamos conciencia del daño que puede originar un vehÃculo de una tonelada cuando choca a alta velocidad.
Si el impacto se produjera con un peatón, a escasos 40 Km/h, podrÃa provocarle daños irreparables y hasta la muerte. De ser con otro u otros vehÃculos, debemos sumar a la nuestra, la velocidad del otro. A causa de la velocidad, perdemos dominio de la unidad, pudiendo sufrir o provocar daños mayores.
La falta de utilización del cinturón de seguridad para los mayores o de las sillas de seguridad para los menores, es una causa importante de muerte en accidentes de tránsito, que se podrÃan haber evitado o sólo quedar en daños menores, e incluso en hechos sin lesionados.
Los golpes dentro del habitáculo o el salir despedido del auto, pueden causar la muerte a pasajeros, en vehÃculos que prácticamente no han sufrido deformación.
Las normas de tránsito han sido creadas pensando exclusivamente en la seguridad de las personas. Todas y cada una de ellas nos protegen de posibles hechos dañosos. No respetarlas pone en riesgo al que la incumple y a todos los que lo rodean.
Más del 70% de los accidentes fatales verifican el incumplimiento de una norma de tránsito. Adelantamientos indebidos y excesos de velocidad son los más comunes y peligrosos.
Esta acción es tan peligrosa como frecuente y su habitualidad hace que no percibamos el real riesgo al que nos exponemos por el uso del celular.
Está comprobado que el grado de desatención que genera es mayor que el de la alcoholemia de 1 mg/l de sangre. Para llevar adelante una conversación telefónica es necesario utilizar el 80% de nuestra atención y esto implica que, mientras lo hagamos, no tenemos posibilidad de interpretar otras señales del entorno.
Si se produce un imprevisto, no podremos actuar en consecuencia, asà como también debemos tener en cuenta que muchos otros conductores que nos rodean cometen el mismo error.
La falta de costumbre en cuanto a la señalización de nuestros movimientos a la hora de conducir, nos ha hecho perder de vista la importancia de una acción sencilla y eficaz para evitar hechos peligrosos.
Señalizar permite a los demás poder anticiparse a nuestros movimientos y actuar en forma preventiva. Anticiparse pocos segundos en las maniobras de la ruta puede salvar vidas.
Deben verificarse los niveles de los fluidos (aceite del motor, frenos, dirección, radiador y limpiaparabrisas), el estado, la alineación y el balanceo de las ruedas, el estado de la rueda de auxilio y de las escobillas limpiaparabrisas, y el funcionamiento y regulación de las luces traseras y delanteras (tener en cuenta que estas se elevan cuando se carga el baúl).
Evite los objetos sueltos en el habitáculo. Son peligrosos en caso de siniestro o frenada brusca. El baúl debe cargarse con el mayor peso sobre las ruedas y, si es posible, compensando el peso de los pasajeros. En caso de usar portaequipajes, asegurarse de que la buena sujeción impida que se vuelen o caigan cosas, y tener en cuenta que, en caso de frenada, el mismo puede desestabilizar el vehÃculo.
La documentación y los requisitos obligatorios a la hora de circular son: registro habilitante para conducir; cédula verde o azul, según corresponda; constancia o tarjeta de seguro obligatorio; último recibo de patente; triángulos balizas retroreflectivos; matafuegos con carga vigente; chaleco retroreflectivo; y constancia de verificación técnica, cuando corresponda.
No haber bebido nada de alcohol, aunque haya un lÃmite permitido. Estar bien descansado y haber dormido lo suficiente (8 horas al menos). Utilizar ropa holgada y calzado cómodo (no ojotas). Haber comido liviano y con abundante lÃquido. Verificar el uso del cinturón de seguridad por parte de todos los pasajeros y la silla para los niños, cuando corresponda.